En este tiempo tome decisiones, cambie el rumbo, jugué mis
fichas, me sentí orgullosa de mis decisiones y feliz de ellas. Y aun es de esa
manera, estoy orgullosa, sé que tome el camino correcto. Voy rumbeada,
encaminada por fin.
Tengo muchos proyectos, muchas ideas, algunas pareciera que
tienen mucho que ver conmigo. Tal vez con el tiempo me dé cuenta que no, pero
por ahora me llenan y me hacen bien.
Y aunque tenga todas estas certezas y las cosas empiezan a
girar, los procesos llevan tiempo y eso es algo que no puedo manejar. Hoy me
hacen ruido los tiempos, me apura el reloj y es cuando me pongo a escribir,
cuando empiezo a hacer malabares para poder resolver la presión del tiempo.
A falta de Lago hoy me senté en el río a pintar mandalas y
poner los pies sobre la tierra. A respirar profundo y juntar fuerzas para
lidiar con los tiempos. Para reforzar mi paciencia y confiar en que mis
acreedores vayan a tener el mismo pensamiento “zen” que mi hermana dice que me
caracteriza en los últimos tiempos. Pensamiento “zen” que hoy me mantiene en
pie y fue sembrando cosas buenas en mí y en los que me rodean.
Hoy estoy un poco abatida, pero solo por un ratito porque
tengo mucho que hacer y resolver y mucha voluntad para hacerlo. Pero hoy también
me siento feliz y orgullosa de quienes me rodean, que me dan esa palmadita en
la espalda que siempre necesito.