martes, 8 de septiembre de 2009



Es difícil creer que una persona con tanta facilidad de palabra como yo tenga tanta necesidad de expresar algo y no saber como hacerlo. Debe tener que ver con tener tantas cosas en la cabeza y que traten de salir como por un embudo. Pero hoy tengo necesidad de sacar un poquito de todo eso y trataré de hacerlo con la mayor claridad posible.

Termino de ver una de las películas de amor que mas lagrimas me hizo derramar y creo que vuelvo a ver una y otra vez cuando tengo necesidad de desahogarme. Y hoy necesitaba sacar un poquito de la impotencia que me genera no poder decirle todo lo que siento. Pero acá “la juego de local” y me siento con la licencia y hasta un poquito de impunidad para hacerlo.

Se trata de amor. Tiene que ver con sentir un montón de cosas que me parece que no se pueden describir con palabras, no por lo menos conocidas. No es difícil entender porque algo tan fuerte no se puede describir, solo sentir. Y también creo que no existe sentimiento mas lindo y que llene tanto el alma como ese.

Después de mi primer gran desilusión amorosa siento que tuve muchos “manotazos de ahogado”. Pretender ocupar espacios que creía vacíos, llevar mi mente hasta algún lugar donde la angustia no tuviera la posibilidad de entrar, entretenerme. Con el tiempo entendí que no podía elegir de quien enamorarme ni a quien meter en ese “espacio vacío”.

Un día, cuando aun trataba de tapar baches, sin darme cuenta y sin buscar que sucediera, pasó. No puedo decir que encontré al amor de mi vida, creo que tampoco tengo ganas de ponerle titulo a nada ni nadie. Solo se que ese montón de cosas que me genera y no puedo explicar se llama “amor”.

Y hoy, como tantas veces lo hice, te vuelvo a escribir a vos. De seguro se te compliquen las frases largas y cuando termines de leer me digas todas esas cosas lindas que decís de mi manera de escribir sin acusar recibo que te estoy hablando a vos. Y la rueda sigue dando vueltas, y yo sigo postergando mirarte a la cara y decirte lo mismo que escribo. Postergando asumir cosas que creo podrían suceder y me da miedo afrontar. Porque la mujer maravilla que tanto me quiero creer que soy, también tiene un montón de miedos.

PD: TE AMO!

domingo, 6 de septiembre de 2009

MIRADAS BAJO LA LLUVIA

¿Cómo no enamorarse de una mujer con los ojos de Soledad Villamil?

Lo cierto de las películas esta en algunos de sus fragmentos. Partes totalmente intercambiables con nuestra propia realidad.

El secreto de sus ojos. ¿Y quien no los esconde detrás de una mirada? Cada ser tiene la dicha de mirar distinto. Soledad es única. Gigantes esferas verdes. Poción exacta entre derrota y esperanzada. Dulzura y lejanía. Reto a la destreza del ser humano por lo extraordinario.

Nunca vi a un hombre tan enamorado. Con tanto amor. Es como si se hubiese quedado en ese momento. Es como si no sintiera el roce de lo cotidiano, de lo aburrido.

La vida se postra ante esos fragmentos.

Las miradas. Las palabras. Los recuerdos. Las historias de amor que nunca jamás terminan bien. Como si uno no fuese parte. Como si uno estuviese actuando un guión que escribió otro. Y que ese otro sabe que el amor es la corporización de la pérdida de lo que no podemos alcanzar. Es la impotencia. Es el más fiel de los reflejos humanos. Es la derrota.

Sin embargo, ahí sigue Soledad. Con sus ojos. Con su mirada. Sin cerrar su historia conmigo.

Yo creo que no se anima adecirme que nunca me vio.