domingo, 6 de septiembre de 2009

MIRADAS BAJO LA LLUVIA

¿Cómo no enamorarse de una mujer con los ojos de Soledad Villamil?

Lo cierto de las películas esta en algunos de sus fragmentos. Partes totalmente intercambiables con nuestra propia realidad.

El secreto de sus ojos. ¿Y quien no los esconde detrás de una mirada? Cada ser tiene la dicha de mirar distinto. Soledad es única. Gigantes esferas verdes. Poción exacta entre derrota y esperanzada. Dulzura y lejanía. Reto a la destreza del ser humano por lo extraordinario.

Nunca vi a un hombre tan enamorado. Con tanto amor. Es como si se hubiese quedado en ese momento. Es como si no sintiera el roce de lo cotidiano, de lo aburrido.

La vida se postra ante esos fragmentos.

Las miradas. Las palabras. Los recuerdos. Las historias de amor que nunca jamás terminan bien. Como si uno no fuese parte. Como si uno estuviese actuando un guión que escribió otro. Y que ese otro sabe que el amor es la corporización de la pérdida de lo que no podemos alcanzar. Es la impotencia. Es el más fiel de los reflejos humanos. Es la derrota.

Sin embargo, ahí sigue Soledad. Con sus ojos. Con su mirada. Sin cerrar su historia conmigo.

Yo creo que no se anima adecirme que nunca me vio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace unos dias, en su programa, un señor de la radio proclamó públicamente su amor por la Sra de la que usted habla: Quique Pesoa.
Sépalo.
Ud no es el único ser humano que la ama desde la butaca...