miércoles, 27 de mayo de 2009

Estatuas vivientes…


Así siento que muchas veces nos comportamos. Como estatuas vivientes. Aunque que lo de “vivientes” es relativo. Nos paramos inmóviles como esos personajes de calle Florida que miran la gente pasar. Así. Dejando que las cosas pasen, que las situaciones ocurran. Vemos todo como una película que se proyecta frente a nosotros, haciéndonos ajenos de lo que en realidad es nuestro.

Hay situaciones en la vida que nos dejan así. Que aparecen cuando no las esperábamos, o que nos duelen más de lo pensado, o tal vez nos afectan más de lo creído. Es como si tuviéramos la capacidad de poner “pause”, pero solo es una sensación porque el entorno sigue en “play” y cuando nos damos cuenta de lo ocurrido creemos que alguien apretó “forward” y nos perdimos una parte importante. Tal vez solo sea una escena pero que puede repercutir en toda la película.

Nos acostumbramos a ese estado. Nos sentamos a esperar que de alguna manera milagrosa las cosas pasen, sanen. Deseamos desesperadamente que el tiempo transcurra, que por fin haya terminado esa escena de nuestras vidas en la que nos encontramos inmersos sin poder salir. Dejamos que las cosas sucedan creyendo que es más fácil así. Pero no, fácil no es caminar por estos senderos. Fácil no es asumir que solo nosotros somos dueños del control remoto.
En esta película no esta permitido el “zapping”, no podemos cambiar de canal hasta que pasen las partes desagradables, las aburridas, las tristes, las vergonzosas. Solo queda hacerse cargo que somos nosotros los directores, los autores de esta película basada en hechos reales.

No hay comentarios: