viernes, 22 de enero de 2010

Dificil no fijarse.

Me descubrí hablando de la soledad en una charla de msn perdida. Después, pensé si se trataba de temores. Después, me di cuenta de que no era eso.

Era el momento exacto en que notamos que nos estamos acostumbrando a la soledad. Una polaroid moderna y por eso no menos patética, miserable.


Vivir en soledad no sería tan trágico si no lo supiésemos, porque el saber genera aceptación, angustia, preocupación.

Me han dicho que soy un animal solitario. Me han dicho que me he acostumbrado a mis silencios, a mis espacios.

Me han dicho que me la paso pensando, construyendo relaciones entre las cosas, analizando, planificando cada minuto.

Que despreciable la civilización y el mundo entero si todo es así.

No se han dado cuenta (o no he sabido mostrarles) el tipo de corazón que llevo en el medio de mi pecho.

Estan acostumbrados a la roca y al metal, a la seguridad, al viento del tobogán en la cara. Yo digo que el vértigo es el resultado de la decisión imprevista, después de que lo previsto ha fallado o ha surgido algo más conveniente. Nadie concibe el vértigo aislado, el vértigo que se compra en tubos de ensayo.

Fijate, vos siempre fijate.

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