domingo, 27 de junio de 2010

NACIMIENTO DEL SUEÑO

Anoche miraba una película de amor (no tan convencional, no tan sencilla de describir), en dónde uno de los protagonistas despide a su hija al apagar la luz de su habitación, con motivo de la llegada de la noche: “que tengas muchos sueños”.

En realidad, lo primero que me llamo la atención fue el que, en lugar de decirle que los sueños fuesen buenos o dulces, le deseaba que fueran muchos. Tal vez aquí, no sin prejuicio de mi parte, hemos omitido que los sueños son los “lindos” y las pesadillas, las “feas”.

Entiendo también que las asociaciones sean personales e irracionales, pero esto me llevó a pensar en que momento de la vida nos explican que son los sueños y de que manera. Y la verdad, es que no lo recuerdo.

Es decir, de chico me muestran algo de color rojo y me dicen “ROJO”. Asi, con la mayoría de las cosas. Con lo que implican los sueños, no recuerdo absolutamente nada.
No se cómo entendía lo que era soñar. No se si me contaron que me iba a pasar eso o yo conté algo que había “visto” mientras dormía y me dijeron como llamar esas experiencias.

Por otra parte, no se cuan preparados están los padres para explicar de que se trata eso cuando somos chicos, o cuantas herramientas tenemos para entender que es lo que sucede en esas circunstancias.

Uno de grande ya tiene el concepto incorporado. La poca gente con la que hable de esto, coincidía en el concepto o en la pésima memoria del momento exacto de esa iluminación. ¿Será que por algo nuestro cerebro lo esconde? ¿Será que nadie nos lo explica? ¿Será que alguien sueña, lo cuenta, y de allí incorporamos ese concepto?

Después vendrá la idea de los sueños vinculada a los proyectos, a las ilusiones. Pero eso será parte de otra historia.

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