martes, 28 de mayo de 2013
Esponja.
sábado, 25 de mayo de 2013
Charlas de taxistas I
Me encontré hablando con un taxista, una vez más, del país
en que vivimos. Y lejos de debatir posturas políticas en este caso hablamos de
lo acostumbrados que estamos de percibir actos ilícitos o situaciones extremas como
normales.
Una mujer embarazada fue baleada, un gobierno en la mira por
lavado de dinero, le robaron a una amiga
a mano armada, con $100 pesos compraba un changuito y ahora me voy con una
bolsa medio vacía del supermercado, juanita engaño a Juanito con el vecino,
coimee a un policía para que no me multara, los policías nos obligaron a pagarles
una coima para poder pasar a un lugar, tuvimos que pagar para que nos
habilitaran un local que estaba en perfectas condiciones, y tantas más.
No voy a ser hipócrita diciendo que nunca hice nada ilícito o
que no coimee a un policía o que siempre hice las cosas al pie de la letra. No,
pero me encuentro mirando para atrás y no se en que momento todo esto se
convirtió en algo normal, algo que ni uno ve como equivocado, en el que
pareciera que si no es por izquierda muchos no podríamos salir adelante.
En qué momento se corrió el límite? En qué momento nos
acostumbramos a ver el noticiero y no nos sorprendemos de nada de lo que vemos.
Como con tanta normalidad estos actos o situaciones dejaron de asombrarnos a pasar a ser algo cotidiano.

Que fue lo que nos dejó en este lugar, como colaboramos
todos para llegar a esto? Porque siempre tiramos culpas, que el gobierno
nacional, que el gobierno provincial. Pero nuestros actos cotidianos son nuestra
responsabilidad, no siempre están sujetos a condicionamientos dictados por “los
que están arriba”
Y aunque me desesperance bastante esta realidad en que
vivimos, todavía creo que existen personas (idealistas queridos) que buscan
convertir a este mundo en un lugar mejor, un lugar donde uno quiera traer vida,
donde quiera cuidar el mundo para futuras generaciones. Que cree que podemos poner un granito de
arena. Que todavía se asusta o preocupa cuando prende un noticiero, que se
asusta cuando ve una noticia en la que un camionero pasa por arriba a una
persona por haberlo encerrado, que se estremece con cientos de muertes en
un incendio en un boliche.
Y me quedo con eso, con la parte “linda” con la gente
solidaria que llena cajas y bolsas para inundados, que no tira ropa y la dona, que usa horas ociosas en colectas o
en recorridas del frío, en los que devolvemos billeteras encontradas, que le
avisa al Kiosquero que le dio demás en el vuelto, que usa cinturón de
seguridad, que deja pasar a una embarazada o anciano en una esquina, que
respeta y enseña a sus hijos a construir un lugar mejor; para ellos y el prójimo.
Me quedo con la esperanza que si todos meditamos un ratito a la hora de hacer
las cosas, las podemos hacer bien, por el camino correcto. Cuidando de no pisar
a nadie para llegar a donde queremos. Cuestionarnos, todavía es el camino. Hacerse cargo es parte importante.
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