sábado, 28 de abril de 2012

Reflejos


Todo parecería haber sucedido un sábado como cualquier otro.
De pronto sonó el timbre en la casa de mi abuela.  Era mi papá.  Un poco sorprendidos le abrimos la puerta y sin mucho dialogo, abrazó a su madre y entramos a la casa. 
Reconozco que ya desde ese momento yo desconfiaba un poco de la situación.  Pero mi abuela estaba tan feliz, que me permití escuchar lo que había para decir.
De pronto también Matías, mi hermano, estaba sentado a la mesa escuchando.  Había también un par de personas más, que por momentos eran Sergio y Néstor y por momentos no.  Era un pequeño fogón formado alrededor de ese hombre.
Otro timbre.  Mi prima y mi tía, vecinas del barrio, llegaban para ver a mi abuela. 
Ya desde ahí les advertí de la presencia de mi padre en la cocina para evitarles la sorpresa, el hallazgo.  Les susurre la incómoda presencia.  Recuerdo que mi dedo se engancho con el aro de Gisela, pero todo transcurría como en un segundo plano.
Se sumaron al círculo entre maravilladas y felices.  Todos oían lo que estaba diciendo.  Yo nunca tuve registro de su voz.  No sé por qué.  Sé que les hablaba y sonreía, contando tal vez anécdotas de los sitios por los que había estado todo este tiempo.  Pero yo nunca oí su voz.
Estaba confundido, entre la estafa y la magia de la situación.  La representación y la realidad, Lo imposible y lo milagroso.  Ahí en medio estábamos atrapados todos, sentados, como esperando un desenlace postergado o aniquilado por el pasado.

Al fin lo decidí.
Le dije que se fuera, que él no era mi padre.  Entonces se paró en medio del silencio, camino hasta una de las cabeceras de la mesa, y me miró con cara de disgusto. 
Su cara ya no era la de mi padre y entonces todo me resultó más sencillo.  Me le abalance para golpearlo pero no llegue a su cuerpo y por alguna extraña razón física que opera en los sueños, caí hacia atrás.  Mi padre se arrojo encima para patearme mientras yo estaba en el piso, pero no acertó y aproveche la situación para devolverle el golpe, que esta vez si fue certero.  Luego le di otro y cerré el embiste con un empujón.
Había caído contra la otra pared y parecía no reponerse aunque el movimiento no nada había sido tan violento como para justificar la caída. 
Se lo veía más flaco y más alto, con otra contextura.  Entonces lo tomé de las ropas y lo lleve como una alfombra enroscada hasta la puerta, en donde lo arroje sin más a la vereda.
Lo había desenmascarado.
En la cocina seguían de tertulia, casi son la misma naturalidad que tenían al haber recibido la visita.

viernes, 9 de marzo de 2012

Se dice de ella...



Es una mujer con una visión utópica de la vida. Consciente que la vida no le va a dar lo que ella espera. Pero sigue con la esperanza de lograrlo, de ser la excepción.

Tampoco espera que la vida sea como pretende, porque no fue así y fue bueno. Tal vez a veces añora poder usar una lancha en vez de tener que remar, pero dejo de buscar la lancha para remar con más ganas y a veces aprovechar el envión. Tal vez es eterna la lucha entre el cuento y la realidad.

Va y viene. Hace y deshace. Dibuja y borra. Trata de llevar a la práctica toda esa teoría fantástica de cuento, a una vida real. Y se pelea con ella misma, sabe que su mundo ideal no es tal si no aplica un poco de realidad.

Cerebro y corazón. Miedo y armadura. Fantasía y realidad. Se escapa de la realidad para jugar a que puede ser distinto. Luchadora incansable de sueños nuevos. Calcula y re calcula. Llora y se ríe. Siempre se vuelve a reír. Pero cuanto llora. Cuanto piensa. Cuanto se cierra.

Reacciona y acciona. A veces tarde, a veces a tiempo. Ansiedad y calma. Más ansiedad que calma. Mas estresada que relajada. Más miedosa que mujer maravilla. Más real. Mas humana.

Añora que fluya, impide que fluya. Se cubre ante las inexistentes balas. Cubierta con armadura por miedo a lo malo, se pierde de lo bueno. Se esconde.

Eterna contradicción. Mujer. Miedosa. Lastimada. Realista. Culposa. Insegura. Inhala y avanza… Siempre avanza.

sábado, 31 de diciembre de 2011

INSOMNIO

Suelo decir que el problema es no saber. No saber que va a pasar, como será el futuro, cual de los caminos es el correcto. El problema es no saber.

El problema es no saber hasta que es tarde. Ahí, en ese momento, ya no es un problema sino una desgracia. Una desconexión con los afectos, con el entorno y con uno mismo. Soledad, miseria y desesperanza.

Claro, siempre están los amigos dando vueltas pero mi universo es tan personal que la entrada sigue siendo restringida. Parece que la soledad, además de ser una decisión, se agiganta con el paso de las horas, como si cada aguja del reloj destruyera los trozos de pan del camino de regreso a este mundo. Los amigos ayudan y es gratificante saberlos ahí. Sus palabras, sus abrazos, mensajes y presencias. Los amigos que miran desde el jardín porque nunca les he permitido el paso franco a la casa.

Un día moriré y sabré que la mirada triste fue más que una herencia genética. Fue un no saber cómo ni de qué manera expresar el amor, la tolerancia, el compañerismo, la sonrisa. Fue un no saber cómo comunicar, como decir. Paradojas.

Quisiera saber sobre que íes van los puntos. Me equivoco tan seguido que sería mejor escribir siempre con ye y no i. La valoración de las cosas simples, sencillas, los errores que no son perpetuos, los aprendizajes, las miradas en días de sol y bajo la lluvia.

El problema es no saber.

El problema es el enojo, la exigencia interminable de los días, las cuentas internas.
Quisiera ser el tipo más sencillo del mundo y no girar sobre un trompo intelectual a cada momento.

Quisiera verte a los ojos todos los días del resto de mi vida cuando me despierto.
Quisiera abandonar esta inmensa soledad que me aprieta el corazón, que lo estruja, que me mata todos los días un poquito más.

Pero el problema es no saber.

¿Dónde vas soledad? ¿Por qué en mí? ¿Por qué yo?

Llegara el día en que las cosas serán permanentes. Ojala ese día, yo haya encontrado la felicidad.
O algo parecido.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Colores de 2011.


Este año me dispuse a cumplir con los controles médicos anuales. Controles que jamás realice rutinariamente. Tal vez sería más apropiado decir que me dispuse a ponerme al día con migo misma. En todos los aspectos posibles. Por este motivo tuve que sacar turnos para estudios de rutina (situación tediosa que me recuerda porque no me hago chequeos) y me dieron fecha para 2012, por segunda vez. Y la primera no me hice cargo pero la segunda ya me hizo ruidito. De 2011 ya no queda nada.

Padecí 2011. Y palpitando la llegada de otro año siento que lo padecí tanto como lo exprimí. Le saque el jugo a cada una de las cosas que me pasaron. Pero no en 365 días, sino en los 26 años que viví hasta el momento. Si existe un año bisagra en lo que va de mi vida ese fue el 2011. Todavía es.

Viví muchos duelos, en todas las acepciones de la palabra DUELO. Personas. Relaciones. Etapas. Una catarata, no solo de lágrimas. Que no hizo más que ayudar a limpiarme; a sacarme de encima mochilas; a aceptar algunas cosas y combatir otras; a priorizarme; a saber cuándo parar, a disfrutar de distintos detalles que se suponen obvios pero escasean bastante.

“Te diste cuenta el problema que tenes con los limites?”, “O pones punto muerto o andas a quinta”, “Siempre corriendo limites”, “Estas allá arriba o allá abajo”. Y algunas otras tantas frases así me ha dicho la psicóloga unos años atrás. Será una de mis luchas internas eternas. Así como el manejo de la ansiedad, la inconstancia y la inseguridad. Todos estos son algunos de los mambitos que fui tratando de resolver este año. Solo porque entendí que no me estaban llevando a ningún lado que no fuera el mismísimo fondo del cráter.

Equilibrio. Ni tanto ni tampoco. Ni blanco ni negro. Ni fuerte ni despacito. Gris, existe el gris y es el equilibrio perfecto entre los dos límites más claros. En todos los aspectos de la vida, en el abanico de colores que puedo contemplar y buscando la armonía perfecta en esa combinación. No será el equilibrio perfecto, tampoco lo busco, pero equilibrio al fin.

Y si de abanico de colores, de disfrutar de las cosas sin detenerse a evaluar tanto y de equilibrio se trata, me presentaron a los mandalas. Hace una semana exactamente, alguien que vivió muy de cerca mi estadía en el cráter vino a mi casa con un libro de mandalas y una caja de lápices de colores. Broche de oro. Resumen perfecto de mi año. Herramienta indicada, junto con un montón más que se encargan y se encargaran de regularme y mantenerme en equilibrio.

No sé si entendí la filosofía, si abrí mi mente o que sucedió pero hoy es una buena elección. Una elección sana, el nuevo requisito para la toma de decisiones en este nuevo emprendimiento que es mi bienestar.


El Mandala de la foto es el último que pinte. Que no sigue una simetría perfecta, pero describe como me siento y como pretendo seguir sintiéndome.

martes, 6 de diciembre de 2011

Bella.


Ayer me acorde de esas situaciones donde por más que tengamos ganas de gritar no nos sale la voz. De esos momento donde sabemos que corremos contra paredes firmes conscientes que nos vamos a lastimar. De esos días donde no engañamos a nadie más que a nosotros mismos. De esos días que nos dicen que no saltemos, que la pileta está vacía y nos lanzamos sin medir el impacto del golpe. O peor aún, sabiendo las consecuencias.

Hablábamos con, llamémosle “Mi Bella”, mi amiga mágica verdadera. Ella es como la amiga que te imaginas de chiquito cuando tenes amigos invisibles. Creo que nos une nuestra capacidad lúdica. La vida es un juego, pareciera. O al menos, jugamos a que podemos con ella.

Jugamos inteligente. Divertido. Nos hacemos cargo de todos los defectos y mambos que tenemos, pero nos hacemos mucho mas cargo de las mujeres que somos. Y es fantástico hablar el mismo idioma. Idioma de dos mujeres que saben que el mundo no les va a dar todo eso que desean, porque en realidad no lo deseamos tanto. Jugamos. Jugamos a ser millonarias, llenas de hijos, de un marido perfecto y de una casa que te caes de culo.

Ninguna quiere eso. Parecemos las minas mas rayadas del planeta, pero pedimos tan poco.

Ayer te conocí vulnerable y te adore aun mas Hermana. Hablamos un idioma tan parecido. Sentí que las dos crecimos un montonazo y mucho tiene que ver la otra en eso. Adore trabajar con vos, adore San Bernardo con vos. Amo ese cigarrillo que nos presento. Y hubiese adorado vivir con vos. Nos debemos un viaje Bella. No me decido sí que vayamos juntas al Sur, o un All inclusive a que juguemos a ricas, pero tenemos que viajar.



Ayer, vulnerables, reales. Me di cuenta que sabemos frenar a tiempo. Que no corremos contra la pared, que aprendimos a cuidarnos. Que nuestras conversacaciones sobrecargadas de análisis terapéuticos han evolucionado, aunque muchas conversaciones también parecen deja vú de la anterior. Y Bella, nosotras sabemos sacarle el jugo a las situaciones. Tomemos unos exprimidos, brindemos por eso.

jueves, 20 de octubre de 2011

Me prohibo olvidar


Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado.
Mil fantasmas vienen a mi cabeza y principalmente uno me maneja el humor.
Es el fantasma de ella, a quien extraño profundamente y aunque se que podemos ir y venir mil veces, me rehuso a no pensarla y dejar de extrañarla.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado. Quiero poder gritarle al mundo todo lo que me pasa! Quien sos y porque estoy enamorado de vos, pero tengo que seguir callando.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado.
Cansado fisicamente y realmente agotado mentalmente de pensar los xq,  siento que no tengo desafio por conseguir, entonces para mi, es un dia perdido.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado. El unico desafio que tengo es olvidarte lo mas rapido posible, pero no se por que, no lo quiero alcanzar.

Mauro. El Nene. 

domingo, 16 de octubre de 2011

MAMÁ


Hay un momento de la vida en que mamá es una súper heroína, que puede con todo lo que necesitamos.
Hay un momento en que odiamos que mamá tenga un sexto sentido y “siempre tenga  razón”.
Hay un día en que nos “desenamoramos” de nuestra mamá y entendemos y justificamos cualquier cosa que hayamos odiado, porque mamá tenía razón.
Hay momentos en que sus cuidados se tornan excesivos y no entendemos la frase “yo no dudo de vos, sino de los que te puedan hacer algo”.
Hay un día es que entendemos que como yo en mi función de hija no tuve manuales, ella tampoco.
Hay momentos en que uno se siente orgulloso,  hasta culposo, de los sacrificios que hace por nosotros.
Hay un día en que uno valora todo eso y busca maneras de retribuirlo.
Porque eso es mamá, porque ese es papá. Porque soy un excelente intento entre los dos! Porque soy por ellos.

Hubo momentos en que mamá no sabía prender la compu.
Hay un día en que “posteo” para mamá y ella lo ve en una red social. ¡! 

miércoles, 12 de octubre de 2011

Lejos.


Lejos me quiero ir.
Lejos quiero estar.
Lejos estoy.
Más lejos quiero llegar.
Lejos estas.
Lejos está.
Lejos estamos.

Qué lejos queda todo si avanzamos "de" a pasitos de bebés… 

viernes, 7 de octubre de 2011

La casa se reserva al derecho de admisión y permanencia...


Cuando existen una sucesión de hechos desafortunados en los que uno piensa que nada más puede suceder  y solo atrae más cosas, es difícil poder destacar cosas positivas. Más aun si la sucesión de hechos dura varios meses. Ni que hablar si esa clase de cosas pasan mientras uno pasa una temporada sentada en un cráter.

Lo bueno es que un día uno se da cuenta que ese cráter empieza a incomodarnos y empezamos a salir. Asumimos que revertirlo solo depende de nuestra buena voluntad y que las cosas pueden no ser tan terribles. Aun cuando lo son.

Entonces llega un momento en que buscamos rescatar cosas positivas, que hacemos un balance. Terminamos estropeados pero esas marcas definitivamente nos fortalecen o nos enseñan otras tantas cosas.  A veces cuesta destacar cosas positivas, a veces hay que buscar demasiado, a veces duele demasiado lo concluido.

Definitivamente esto fue lo que me sucedió. Un estado en el que no me veía inmersa hace mucho. Un estado repleto de duelos (de todas las maneras que se puede duelar), de desilusiones, de sentirse sola, inundada, suspendida. Un sinfín de cosas que todas juntas lograron una reclusión.

Reclusión que sentí necesaria para caer, para sentarme en el cráter y permitirme asimilar cosas. Dejar de ver mi vida como una película y de relatarla como tal. De hacerme cargo de cosas que venía acarreando y se sumaron con otro montón de cosas que pasaron en menos de 365 días.

Como todo es proceso, como no podemos revertir situaciones en un abrir y cerrar de ojos, estoy en proceso. Pero hay cosas que empiezo a asimila, y aun con dolor, puedo entenderlas.

incondicional
1.     adj. Absoluto, sin restricción ni condiciones:
le prestó un apoyo incondicional.
2.     com. Adepto a una persona o idea, sin limitación ni condición ninguna:
el político estaba rodeado de sus incondicionales.


Sin limitación ni condición alguna. Me quedo con eso. Y de eso se trata lo que aprendí.

Pasee por la vida con un estandarte que decía: “soy incondicional, pedime lo que sea, yo estoy acá”.  Y un día yo necesite refugio, un abrazo, una compañía, y me sentí incondicionalmente sola. Me enfrente a esa catarata de situaciones que no esperaba llegaran todas juntas. Situaciones que no sucedían hace mucho, un estado de angustia que me sobrepaso. Y no sentí reciprocidad, ni empatía de quienes esperaba.Y ahí es cuando me di cuenta que si tengo una condición. Que sea reciproco, que el otro también este. Y aprendí a resolver mis cosas conmigo.  

Tal vez, era más “fácil” hacerse cargo de las situaciones ajenas que de las propias. Era más fácil ayudar que ayudarme. Siempre había espacio para problemas ajenos, pocas veces para propios. Y ahora, aun en proceso, siento que todo es más real. Aun con dolor, me hago cargo de lo real. Y no soy plena ni la mujer más feliz del mundo pero al menos voy en un camino más apropiado, mas mío, más acorde a lo que me hace bien.

Lidiando con el miedo a volver a ese cráter, miedo a que una pequeña angustia se vuelva un pase directo a ese cráter al que no quiero volver. Solo pasar a visitar, porque sé que en definitiva pude rescatar muchas cosas.

Ahora delimito más mi espacio. Tomo distancias prudenciales,  tal vez excesivas. Como digo siempre me corresponde mi metro cuadrado, quiero que sea respetado. Quiero saber a quién invito a pasar.  Asegurarme que no compraron la entrada a mi metro cuadrado en la reventa. Que quien sea parte sea merecedor. No pretendo llenar estadios, no pretendo hacer 50 Luna Park.

Ahora a lidiar con el miedo al cráter, a no excederse con la restricción de mí espacio. A no estar a la defensiva, y creer que nadie está autorizado o puede generar disturbios. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Incidencias I

Ojala tu Diosito me hubiese dicho como hacer las cosas bien. 

Ojala me diga de alguna manera si todavia hay chances de vos y de mi, de nosotros.

jueves, 8 de septiembre de 2011

martes, 6 de septiembre de 2011

PRONTO


Los perros suelen parecerse a sus amos.  O tal vez sea al revés, y sean los amos quienes se parecen a sus perros.
Lo confirmo cada vez que vienen unidos por una correa, en plan de ver quien pasea a quien.
También suelo cruzarme con gente que se parece a alguna palabra.  L., por ejemplo, es una mujer que se parece mucho a la palabra pronto.
En ella vive encendido el deseo, la promesa, el imposible.
La mujer que es igual a la palabra pronto vive cerca del mar y suele confesarme que lo disfruta, que lo recorre con sus ojos verdes y grandes, que lo examina.  Por un momento duda si no es el mar el que la observa, sorprendido de su similitud a la palabra pronto.
La mujer que es igual a la palabra pronto me dice que vendrá a verme, pronto.  Yo le creo, claro.  Y no puedo pensar en ella de otra manera que no sea en la proximidad de sus actos, en lo efímero de sus minutos.
La mujer que es igual a la palabra pronto piensa en el tiempo como un complejo entramado del cual es difícil escapar para vivir una vida distinta.  Sin embargo, de nada se arrepiente.  Proyecta, ecualiza, dilata, revive y desenfoca a piacere sus ideas, sus días y sus letras.
La mujer que es igual a la palabra pronto me dice “Darío, pronto”.

REVERSO


El mundo se terminó cuando, inmediatamente después de decirme el último “te quiero”, su lengua envenenada por mis acciones largó un “fuera de mi vida”.

En ese instante entendí que yo ya no era.

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Pacto De Tapiales

A veces siento que puedo escribir monólogos como si estuviese amasando pan. Despues, con la caida del día y la llegada de las sombras, me doy cuenta de que no podría con mi vida sino a traves de los diálogos, de las interrupciones, de las miradas, de las marcas que me enseñan una y otra vez que la vida ha sido pensada, al menos, para dos o de a dos.

Tengo una especie de fetiche con las sillas de ruedas a motor. Creo que mis incapacidades humanas ya alcanzan para no llamar la atención viajando en uno de estos rodados.
Como una rueda de hamster mi cabeza no se detiene. Te piensa. Te olvida. Y mientras te olvida te piensa.

Le temia a tantas cosas menos a la muerte. Ahora es distinto. Me parece que en algún lado Hemingway dijo que el amor estaba representado por aquella mujer que nos hacia olvidar la muerte. Hoy merendé con ella y me dijo que aun faltaba para vernos a los ojos, que me quedara tranquilo. Esa mujer ya no esta. Como dijo alguno de los poetas bohemios, uno logra conocer a la mujer de su vida pero nunca quedarse con ella.

La mujer que me hace olvidar a la muerte me ha devuelto, sin querer, mis pequeños terrores, mis miedos insoldables. En realidad, la he dejado ir, la he perdido.

Es extraño saber que en la despedida no estaba implicita la bienvenida, como otras tantas veces.
Despues, nuestras almas se suicidaron desde un sillon turquesa. Un gato les pasó la lengua, intentando juntar las partes. Un gato que sonrie y extraña la foto familiar.

La figura que inventaste para reemplazar mi fracaso como hombre ha sido de los mejores regalos que he recibido.

Soy el aceite derramado sobre la mesada, la aguja sin ojo. Soy aquello que dice Oliverio, soy la ausencia reprochable. Soy las paredes sin pintar y el mil hojas de papas.

No me gusta citar, pero Benedetti se vuelve mágico:

"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón. "

Otros han amado con el cuerpo y el corazon. Yo lo hago con el alma.

martes, 23 de agosto de 2011

Heroína jubilada.


Mi compañero de blog y yo nos cruzamos en algún momento de la vida, momento en el cual nos alejaban algunas diferencias o tal vez solo era el desconocimiento del otro.

Tiempo después nos reencontramos en una red social y comenzamos a tener charlas extensísimas de muchos aspectos de la vida, que en su mayoría tenían que ver con relaciones interpersonales.

“Tendríamos que publicar lo que escribimos, generar debate, ver que dice el resto, que lean las cosas productivas que se pueden concluir entre tanta palabrería”, decíamos. Algo deformado creamos “Miradas…”. A los dos nos gusta mucho la lluvia, su sonido, su efecto. También compartimos la adoración por el lago Futalaufquen y su Parque Nacional Los Alerces. Entonces nos imaginamos charlando en la orilla de ese lago y para que el marco sea perfecto imaginamos la lluvia. Y desde ese lugar siempre compartimos nuestros puntos de vista. Nuestras miradas. Miradas bajo la lluvia.

Ya no tenemos nuestras charlas tan seguido, al menos no tan profundas o extensas; no escribimos temas que se debatían en las charlas; básicamente cada uno expresa sus sentimientos, las situaciones cotidianas. Y casi nadie debate de nuestros temas. Pero es nuestro, a nosotros nos sirve. Con eso alcanza.

Como método de penalización mi compañero tiene que hacerme una devolución elaborada de mi último ingreso al blog, hasta que no publique. El cargo se debe al incumplimiento del compromiso que tenemos ambos en utilizar este medio.

Su crítica siempre es halagadora, exigente. El tiene otras formas, mucho más cultas a mi entender. Yo soy más guarra, menos elaborada, más verborrágica. Mas ansiosa también.

Me pareció importante aplicar algunas de sus sugerencias, a pesar que siempre relee mis escritos para ver si “digo bien”, si se entiende. Pero esta vez, con las sugerencias dando vueltas.

Y esta vez, me quede pensando en lo recurrente de mi “Mujer Maravilla”. Seleccione unos fragmentos, para que entiendan mi mambito con ese personaje. Para la postura heroína omnipotente que suelo/solía tomar...

“…nadie me saca el traje de “Mujer maravilla” que me pongo para jugar a que puedo con todo, por asumir que “No fue”, “No salió”, “Termino”.

Ojo! el día que me hago cargo que es solo un disfraz y que no puedo con todo… Pero yo decido como escribir mi historieta y ese disfraz es el que por ahora decido usar…”

“En fin, parece que hoy me saco el disfraz de Mujer maravilla y juego a que hay cosas que pueden doler, que pueden removerse y que tal vez a veces es necesario sacarlo para que después no duela tanto.”

“El traje de mujer maravilla parece que hace tiempo lo deje en el ropero, lo saco de a ratos, me muestro de esa manera, algo violenta a veces. Parece que ahí debe quedar, guardado. Hoy tengo que empezar a ser yo. Aunque no tenga del todo claro como hacerlo. Hoy saco el pie del freno… pongo primera.”

“Porque la mujer maravilla que tanto me quiero creer que soy, también tiene un montón de miedos.”

“Es uno de esos días donde parece que la “mujer maravilla” dejo de ser el disfraz de cabecera para convertirse en el último atuendo que elegiría.”

“Preste mi traje de super héroe (o heroína) y ahora no me queda otra que vestirme de mi misma e ir pa´ frenchi…”

“SE INTENTA DAR CON EL PARADERO DE MI DISFRAZ DE MUJER MARAVILLA. NO LO VEO HACE BASTANTE Y LA REALIDAD ES ABRUMADORA.

SE OFRECE RECOMPENZA POR MI CORAZA Y DISFRAZ DE OMNIPOTENTE.”

“El traje de mujer maravilla nunca lo encontré y lejos de generarme a alguna angustia me siento bien…Y a veces me gustaría, por un ratito, ponerme el traje e ir en busca de aventura.”

“Otra vez te pusiste el disfraz de Mujer Maravilla? No escarmentas mas eh! Te gusto la idea del carnaval? El disfraz, el corso... Y la capa te venia al pelo no? Porque no te miras al espejo antes de salir de tu casa y te das cuenta que tanta papa, tanta pasta... El disfraz ya no te queda... No se si algún día te quedo realmente... Siempre te apretó mucho el personaje...”

Hoy siento que lo deje un poco de lado, que ya no me visto de Mujer Maravilla. Que sin ese disfraz todo se siente más. No tengo ese escudo, no tengo ese prejuicio, no tengo esa protección. Lo real invadió un poco mi ficción creada. La vida que contaba como película de domingo se convirtió en realidad. Tal vez sin el escudo duela todo un poco más, pero la realidad también está repleta de cosas por disfrutar y con ese escudo no se puede. Se trata de realmente, por fin, de una vez por todas hacer reales las palabras. Como dice un amigo mío: cuando escuches y entiendas lo que aconsejas te voy a creer más.

lunes, 22 de agosto de 2011

“Jugate conmigo… pero no juegues conmigo”


Si se trata de autocritica, escribí un montón. Inconstancia, ansiedad, vulnerabilidad, terquedad, cobardía; son algunos de los temas de los que escribo. Son algunos de los mambitos que andan dando vueltas. Autoevaluaciones incansables de las consecuencias de mis actos. Trabajo, trabajo mucho para ser quien pretendo ser. No es fácil.

En definitiva soy muy crítica y exigente conmigo misma. Aunque me vengo “portando bien”, tratando de equilibrar lo sentimental con lo racional. Dando la cuota más aproximada al equilibrio que puedo. Claro que con inconstancia es algo complicado, y si le sumamos la ansiedad, la combinación es explosiva. Analizo, a algunos les parece que en exceso. Soy así, analizo cada acto, puede que sea demasiado. Puede que no sea suficiente.

Pareciera que me va saliendo esto de priorizarme, cuidarme, dejar de boicotearme. Creo que mi vida se va a basar en la búsqueda del equilibrio constante. En el “trabajo” de pensar un poco más las cosas, de asumir que el tiempo pasa y solo depende de mi que el balance sea rico en activos. Y hay un activo que a mi me va a sumar siempre…

lúdico, ca

1. adj. Del juego o relativo a él:
organizaremos actividades lúdicas para los niños.

Y esto es lo que hoy destaco, y me gusta. Soy una mujer lúdica, o el proyecto de una. Colecciono juguetes fluor que venden en el barrio chino que tienen luces de colores adentro (adjunto imagen). Los únicos peluches que guardo en su mayoría tienen sonidos. Juego con Lego para pasar el tiempo. Me gusta jugar. Me gusta que juguemos juntos (no que jueguen conmigo, sepan entender la diferencia). Me divierte pasar tiempo con mis sobrinos “postizos” y jugar a que tengo su edad. Me gusta mantener juegos a pesar del tiempo. Me gusta la creatividad que emplean las personas en generar juegos conmigo. Me divierte. De eso se trata un poquito, que sea divertido.

No sé si es propio de los niños jugar, si me tengo que sentir inmadura o es fobia al paso del tiempo. Pero me gusta jugar. Y este fin de semana festeje mi día. Mi “seguir siendo niña, aun siendo una mujer”.

domingo, 14 de agosto de 2011

Pendiente primaria…


Hace más de cinco años me dispuse a aprender manejo. Mi profesor me recomendó que cambiara mi domicilio a San Fernando. “Es más fácil”, decía. En mi barrio lo tenían de punto por chanta, nunca me hubiesen dado e registro ahí. Hice el curso, cambie el domicilio, me desperté un día muy temprano y cuando llegue a hacer la prueba no se podía por temas burocráticos.

Era diciembre… vinieron las fiestas, las vacaciones, y con los días y los meses ya me había olvidado cual era el freno. Retome el cuso, más de un año después, donde ya nada tenía que ver con San Fernando. Pero seguía con ese domicilio y me sirvió para por fin tener mi registro. Registro que use una sola vez, para dar un par de vueltas manzana con el auto de papá y que se vence en 2013.

Hoy fueron las novedosas “elecciones primarias”, y como tengo tendencia a dejar cosas inconclusas… vote en San Fernando. Lejos, muy lejos de donde soy hoy.

Emprendí mi viaje en tren, hice combinación con un remise porque no conocía la zona, me la había olvidado como el freno. Parecía que iba a ser una elección lejana pero llevadera. Me equivoque.

Me toco la mesa más lenta de todas, a los 30 que estábamos en la fila se le sumaron 2 embarazadas, 1 señor con muletas y algunos inconvenientes por falta de boletas. Una hora y media después, trate de retornar y el remise que pedí se fue porque me demore asique lo espere 10 minutos más. “Una vez que llego a la estación estoy de toque”, pensaba. Que error cometo siempre creyendo que nada peor puede pasar.

El tren se encuentra demorado! Tiene que ver con el robo a una señora en la estación y el cuerpo fallecido de otro pasajero en el andén de enfrente. Se ve que la policía tenía dudas porque lo tapaba, lo destapaba, lo tapaba, lo destapaba. Fuerte la imagen.

Por fin llegó el tren, mas rápido de lo que esperaba y mucho mas lleno también. Librito en mano, y a leer… Pero me distrajo una señora, “testigo de Jehová”, que le leía la “biblia” a otro chico que estaba algo “perdido” según sus propias palabras. “Jesucristo te va a salvar” “Jesucristo es tu camino”, todo el camino escuchándola y viendo como tomados de la mano se emocionaban.

Cuando me estaba por bajar, llegue a escuchar que la señora decía: “otra que sufre mucho es Cristina. Jesucristo la va a ayudar en el camino del duelo y su mandato”.

Así, tapada por la ola, superada por pequeños sucesos consecutivos en el día de las primarias y sabiendo que en Octubre vuelvo de excursión a San Fernando solo pienso en mi manía de dejar cosas a la mitad. En no focalizarme, en empezar y no terminar. En no llegar siquiera a empezar.

Espero que estas palabras no sean solo la catarsis de un día para el olvido, sino el empezar a no dejar todo a la mitad.