martes, 28 de mayo de 2013

Esponja.






Como una esponja que absorbe todo. Cuyos pasos se vuelven más lentos por tanto peso, en busca de un retorcijón que alivie. Como hace la esponja para medir lo que absorbe, para saber que líquidos son nutritivos y cuales solo aumentan el peso. Cuantos pasos en falso tiene que dar la esponja, cuantos retorcijones pueden aliviarla, como disminuye su peso? Cómo? 

sábado, 25 de mayo de 2013

Charlas de taxistas I


Me encontré hablando con un taxista, una vez más, del país en que vivimos. Y lejos de debatir posturas políticas en este caso hablamos de lo acostumbrados que estamos de percibir actos ilícitos o situaciones extremas como normales.

Una mujer embarazada fue baleada, un gobierno en la mira por lavado de dinero,  le robaron a una amiga a mano armada, con $100 pesos compraba un changuito y ahora me voy con una bolsa medio vacía del supermercado, juanita engaño a Juanito con el vecino, coimee a un policía para que no me multara, los policías nos obligaron a pagarles una coima para poder pasar a un lugar, tuvimos que pagar para que nos habilitaran un local que estaba en perfectas condiciones, y tantas más.

No voy a ser hipócrita diciendo que nunca hice nada ilícito o que no coimee a un policía o que siempre hice las cosas al pie de la letra. No, pero me encuentro mirando para atrás y no se en que momento todo esto se convirtió en algo normal, algo que ni uno ve como equivocado, en el que pareciera que si no es por izquierda muchos no podríamos salir adelante.

En qué momento se corrió el límite? En qué momento nos acostumbramos a ver el noticiero y no nos sorprendemos de nada de lo que vemos. Como con tanta normalidad estos actos o situaciones dejaron de asombrarnos  a pasar a ser algo cotidiano.

Crecí saludando policías en las esquinas creyendo que todos eran tan respetables como mi abuelo (policía montada), entendiéndolos como la autoridad. Hoy veo padres diciéndoles a sus hijos que los policías son malos. Chicos teniendo miedo de quienes deberían protegernos. Hoy veo cientos de personas quejándose de las inundaciones, algunos que también tiran papeles en la calle y colaboran para que eso suceda. Antes hasta los ladrones tenían códigos, hoy pegan un tiro a un anciano o a una mujer embarazada por un una billetera medio vacía. 

Que fue lo que nos dejó en este lugar, como colaboramos todos para llegar a esto? Porque siempre tiramos culpas, que el gobierno nacional, que el gobierno provincial. Pero nuestros actos cotidianos son nuestra responsabilidad, no siempre están sujetos a condicionamientos dictados por “los que están arriba”

Y aunque me desesperance bastante esta realidad en que vivimos, todavía creo que existen personas (idealistas queridos) que buscan convertir a este mundo en un lugar mejor, un lugar donde uno quiera traer vida, donde quiera cuidar el mundo para futuras generaciones.  Que cree que podemos poner un granito de arena. Que todavía se asusta o preocupa cuando prende un noticiero, que se asusta cuando ve una noticia en la que un camionero pasa por arriba a una persona  por haberlo encerrado,  que se estremece con cientos de muertes en un incendio en un boliche.

Y me quedo con eso, con la parte “linda” con la gente solidaria que llena cajas y bolsas para inundados, que no tira ropa y  la dona, que usa horas ociosas en colectas o en recorridas del frío, en los que devolvemos billeteras encontradas, que le avisa al Kiosquero que le dio demás en el vuelto, que usa cinturón de seguridad, que deja pasar a una embarazada o anciano en una esquina, que respeta y enseña a sus hijos a construir un lugar mejor; para ellos y el prójimo. Me quedo con la esperanza que si todos meditamos un ratito a la hora de hacer las cosas, las podemos hacer bien, por el camino correcto. Cuidando de no pisar a nadie para llegar a donde queremos. Cuestionarnos, todavía es el camino. Hacerse cargo es parte importante.   

sábado, 30 de marzo de 2013

En camino.


Parece que cuando las cosas van bien me ausento un poco de la orilla de este lago. Lo bueno es que hace mucho que no escribo, lo malo es que hoy estoy volviendo a escribir.
En este tiempo tome decisiones, cambie el rumbo, jugué mis fichas, me sentí orgullosa de mis decisiones y feliz de ellas. Y aun es de esa manera, estoy orgullosa, sé que tome el camino correcto. Voy rumbeada, encaminada por fin.

Tengo muchos proyectos, muchas ideas, algunas pareciera que tienen mucho que ver conmigo. Tal vez con el tiempo me dé cuenta que no, pero por ahora me llenan y me hacen bien.

Y aunque tenga todas estas certezas y las cosas empiezan a girar, los procesos llevan tiempo y eso es algo que no puedo manejar. Hoy me hacen ruido los tiempos, me apura el reloj y es cuando me pongo a escribir, cuando empiezo a hacer malabares para poder resolver la presión del tiempo.

A falta de Lago hoy me senté en el río a pintar mandalas y poner los pies sobre la tierra. A respirar profundo y juntar fuerzas para lidiar con los tiempos. Para reforzar mi paciencia y confiar en que mis acreedores vayan a tener el mismo pensamiento “zen” que mi hermana dice que me caracteriza en los últimos tiempos. Pensamiento “zen” que hoy me mantiene en pie y fue sembrando cosas buenas en mí y en los que me rodean.



Hoy estoy un poco abatida, pero solo por un ratito porque tengo mucho que hacer y resolver y mucha voluntad para hacerlo. Pero hoy también me siento feliz y orgullosa de quienes me rodean, que me dan esa palmadita en la espalda que siempre necesito. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

El fin del mundo...


Me imagino a los mayas y creo que se estarán retorciendo en sus tumbas por las ideas blasfemas del fin del mundo. Porque nadie haya interpretado bien sus palabras, porque pocos hayan entendido que hablaban de un cambio, de algo positivo y no del apocalipsis mismo.

Redes sociales, TV, diarios. Nadie dejo de comentar que el 21 de Diciembre de 2012 podía ser el fin del mundo. Y aunque todavía no termino el día asumo que muchos ya se habrán dado cuenta que el mundo sigue y seguirá firme el tiempo que algunos todavía decidamos cuidarlo.

De todas maneras me fue imposible no pensar que pasaba si realmente se acabara el mundo. Que pasaría si mañana nos dijeran que en determinada fecha todo lo que tenemos deja de existir, que nosotros dejamos de existir.

La primera sensación que tengo es una ansiedad desesperada de poder vivir todas aquellas cosas que no viví. Cuanto mas productivo sería vivir cada día como el último o al menos entendiendo que el tiempo no vuelve y que no tenemos vidas de yapa. Y si las tenemos es en otro plano, no continuando la misma. Sería demasiado bueno, o demasiado malo si fuera así.

Después, un poco en frío hago un balance sumamente positivo de mi vida en general, de mis metas y objetivos cumplidos. De mis ganancias afectivas. De mi misma.

No escribo un libro pero tengo mi blog, con los seguidores justos y necesarios. No se si plante un árbol pero la plantación de perejil no tuvo mucho éxito. No tuve hijos, tengo gatas. No se si quiero escribir un libro, ni me interesa plantar un árbol. Solo me hubiese quedado pendiente tener un hijo, eso si hubiera sido un pendiente.

Voy pensando como voy a reciclar mi pizarra, con mis nuevos proyectos, con este cambio de calendario que se avecina para que si algún día me avisan que llega el fin del mundo no me queden pendientes ni sume arrepentimientos. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Pizarra.

Tengo una pizarra con mis deseos. Con mis expectativas de vida. Con mis objetivos. Con lo que quiero alcanzar. Lo leí en un libro, “El Secreto”, y lo adopte como modo de vida. Todo con imágenes y fotos para poder visualizarlo.

Muchas personas adjudican los hechos de su vida a la ayuda de algún Dios, a plegarias, a muchas cosas. Yo adjudico mis éxitos y mis fracasos a mis ganas, a mi voluntad de cumplirlas. Y visualizar las cosas que quiero y busco para mi vida y creer en ellas como hechos y como realidades me ayuda mucho.

Por fin encontré una herramienta para aclarar mis ideas y llevarlas a cabo, visualizarlas, cumplirlas. Coincide con mi forma de afrontar la vida. Y vivirla.

Mi negocio propio, ser yo misma, relajarme, dormir bien, tomarme la vida con más calma, entender que la ansiedad es mi enemiga, hacer ejercicio físico, meditar, visitar médicos. Y visualizar porque no una familia “tipo”.

La pizarra también me mostro que por mas imágenes que ponga hay cosas que sola no se construyen, que uno puede visualizar muchas cosas pero requiere del deseo de alguien mas. No hay Evangelina sin Palito.

Sigo imaginándome y deseando muchas cosas, y sigo alcanzando mis objetivos. Habrá algunas cosas que vendrán con el tiempo y con deseos conjuntos. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Quiero



Un pie para mi guitarra. Micrófonos inalámbricos. Un cañón. Lápices de colores.  Viajar, conocer el mundo.  Una biblioteca repleta de libros.  Poder leerlos.
Quiero tiempo.  También, tiempo libre, de ese que habla todo el tiempo Mujica.  Quiero muchas cenas con mis amigos.  Con esos que se bancan mi humor y mis humores.  Con esos que me abrazan sin pretextos, sin excusas.  Quiero tiempo para mis hermanos, para los niños que me rondan el corazón y la cintura. 
Quiero un salero lindo, de mesa, un rallador que no se doble cuando lucha con las zanahorias.  Quiero felicidad.  Toda.  Bueno, bastante, así también le toca a las personas que aprecio.  Quiero una memoria para mi cámara de fotos.  Una cámara de fotos nueva.  Quiero algunos discos de Spinetta.  Ir a recitales de esas bandas de los últimos años.  Hablar con gente, conocerlos.  Pretender.
Quiero un par de zapatillas topper de lona.  Y el amor. Y la mirada. Y la incondicionalidad de tu compañía.
Quiero un perro como el mío.  Medio loco, que explota de alegría al verme, que se sube a mi auto corriendo para ir a pasear.  Un perro que te lame la cara.
Quiero entender sin presunciones, sin metas.  Quiero otro jean.  Quiero una vida en el sur, otra en el mar.  La sinceridad de las personas, el reflejo del alma en el fondo de sus ojos.
Quiero una casa rodante.  Una vida rodante.  Un corazón inquieto.  Quiero el amor, pero no un desierto de azúcar, un vacío eléctrico.  Quiero un cinturón de cuero, una lámpara de luz tenue.  Quiero proyectos, entusiasmo. 
Quiero una lapicera de tinta azul lavable y un montón de biromes.  Quiero seguir midiendo el tiempo en relación al compartido con vos y al que no te tengo y te extraño.  Quiero hacer una película.  Quiero escribir.  Quiero evitar los modelos modernos, el show y la vulgaridad.
Quiero un sótano.  Grande, enorme.  Húmedo y con poca luz.  Quiero tirarme en el pasto, un día de sol sin mas que hacer.  Quiero un horno de pan y un horno de barro.

jueves, 3 de mayo de 2012


Reinventarse. Lo primero que me dice google es “tu segunda oportunidad.pdf”. Oportunidad. Me gusta. Después busque la definición y me apareció: volver a inventar. No me resulto muy profunda esta definición. Y creo que prefiero “volver a crear”.

La imagen de la luna fue de los primeros resultados de las imágenes en google. Y me pareció de las más indicadas. Me gustó la analogía de la luna y la vida. De algo que se va reinventando constantemente. Que logra momentos de plenitud y padece de momentos de vacío, pero sigue creciendo. Sigue saliendo. 

martes, 1 de mayo de 2012

Flashes casuales...



Lo que más me gusta de las fotos es lo que me transmiten. Más allá del recuerdo en sí. Muchas veces trato de retratar el momento que estoy viviendo, de mostrar un poquito lo que los mis ojos  “ven”. Muy pocas se plasma realmente lo que uno llega a sentir.  Muchas otras, el flash casual logra transmitir muchas de las sensaciones que se estaban viviendo. Creo que justamente porque no posamos para ellas, no sabemos que alguien afuera está viendo lo que sucede.

Con ella tengo varias de esas fotos. De auto foto con zoom exagerado, de flashes casuales, de retratos fieles del camino andado.

Yo no sé si en la foto se llega a percibir, pero a mi me transmite muchísimo de lo que se estaba diciendo en ese abrazo. Porque no hubo que decir nada, y estaba el pacto tácito de que “donde estés, estaré”. De que mis pequeñitos brazos van a estar aún en la distancia marcada por kilómetros. Ese abrazo hablaba de consuelo, de entender el dolor, de sentirlo, de llorar de impotencia por no poder parar el dolor del otro.

Hoy a unos kilómetros de distancia de esa foto, los bracitos no cobijan dolor. Solo el placer enorme de haber vivido las transformaciones de tu ser. Crecimos juntas. Y realmente se que crecimos. De este protagónico tuyo en la película. De este Oscar, ganado por la dirección de tu propio éxito.

Brindo por muchos flashes casuales en nuestra vida AMIGA!

Nota para el lector: Se que este no es el medio que más te gusta, pero con esas fachas sigue estando resguardada la identidad. Y entre tantas cosas feas que escuchamos a diario es lindo rescatar que ante todo existen lazos, libres de prejuicio y explicación que es lo que termina pesando mucho más, donde sea que terminemos. Sabiendo que las mejores fotos quedan en otro lado...

sábado, 28 de abril de 2012

Reflejos


Todo parecería haber sucedido un sábado como cualquier otro.
De pronto sonó el timbre en la casa de mi abuela.  Era mi papá.  Un poco sorprendidos le abrimos la puerta y sin mucho dialogo, abrazó a su madre y entramos a la casa. 
Reconozco que ya desde ese momento yo desconfiaba un poco de la situación.  Pero mi abuela estaba tan feliz, que me permití escuchar lo que había para decir.
De pronto también Matías, mi hermano, estaba sentado a la mesa escuchando.  Había también un par de personas más, que por momentos eran Sergio y Néstor y por momentos no.  Era un pequeño fogón formado alrededor de ese hombre.
Otro timbre.  Mi prima y mi tía, vecinas del barrio, llegaban para ver a mi abuela. 
Ya desde ahí les advertí de la presencia de mi padre en la cocina para evitarles la sorpresa, el hallazgo.  Les susurre la incómoda presencia.  Recuerdo que mi dedo se engancho con el aro de Gisela, pero todo transcurría como en un segundo plano.
Se sumaron al círculo entre maravilladas y felices.  Todos oían lo que estaba diciendo.  Yo nunca tuve registro de su voz.  No sé por qué.  Sé que les hablaba y sonreía, contando tal vez anécdotas de los sitios por los que había estado todo este tiempo.  Pero yo nunca oí su voz.
Estaba confundido, entre la estafa y la magia de la situación.  La representación y la realidad, Lo imposible y lo milagroso.  Ahí en medio estábamos atrapados todos, sentados, como esperando un desenlace postergado o aniquilado por el pasado.

Al fin lo decidí.
Le dije que se fuera, que él no era mi padre.  Entonces se paró en medio del silencio, camino hasta una de las cabeceras de la mesa, y me miró con cara de disgusto. 
Su cara ya no era la de mi padre y entonces todo me resultó más sencillo.  Me le abalance para golpearlo pero no llegue a su cuerpo y por alguna extraña razón física que opera en los sueños, caí hacia atrás.  Mi padre se arrojo encima para patearme mientras yo estaba en el piso, pero no acertó y aproveche la situación para devolverle el golpe, que esta vez si fue certero.  Luego le di otro y cerré el embiste con un empujón.
Había caído contra la otra pared y parecía no reponerse aunque el movimiento no nada había sido tan violento como para justificar la caída. 
Se lo veía más flaco y más alto, con otra contextura.  Entonces lo tomé de las ropas y lo lleve como una alfombra enroscada hasta la puerta, en donde lo arroje sin más a la vereda.
Lo había desenmascarado.
En la cocina seguían de tertulia, casi son la misma naturalidad que tenían al haber recibido la visita.

viernes, 9 de marzo de 2012

Se dice de ella...



Es una mujer con una visión utópica de la vida. Consciente que la vida no le va a dar lo que ella espera. Pero sigue con la esperanza de lograrlo, de ser la excepción.

Tampoco espera que la vida sea como pretende, porque no fue así y fue bueno. Tal vez a veces añora poder usar una lancha en vez de tener que remar, pero dejo de buscar la lancha para remar con más ganas y a veces aprovechar el envión. Tal vez es eterna la lucha entre el cuento y la realidad.

Va y viene. Hace y deshace. Dibuja y borra. Trata de llevar a la práctica toda esa teoría fantástica de cuento, a una vida real. Y se pelea con ella misma, sabe que su mundo ideal no es tal si no aplica un poco de realidad.

Cerebro y corazón. Miedo y armadura. Fantasía y realidad. Se escapa de la realidad para jugar a que puede ser distinto. Luchadora incansable de sueños nuevos. Calcula y re calcula. Llora y se ríe. Siempre se vuelve a reír. Pero cuanto llora. Cuanto piensa. Cuanto se cierra.

Reacciona y acciona. A veces tarde, a veces a tiempo. Ansiedad y calma. Más ansiedad que calma. Mas estresada que relajada. Más miedosa que mujer maravilla. Más real. Mas humana.

Añora que fluya, impide que fluya. Se cubre ante las inexistentes balas. Cubierta con armadura por miedo a lo malo, se pierde de lo bueno. Se esconde.

Eterna contradicción. Mujer. Miedosa. Lastimada. Realista. Culposa. Insegura. Inhala y avanza… Siempre avanza.

sábado, 31 de diciembre de 2011

INSOMNIO

Suelo decir que el problema es no saber. No saber que va a pasar, como será el futuro, cual de los caminos es el correcto. El problema es no saber.

El problema es no saber hasta que es tarde. Ahí, en ese momento, ya no es un problema sino una desgracia. Una desconexión con los afectos, con el entorno y con uno mismo. Soledad, miseria y desesperanza.

Claro, siempre están los amigos dando vueltas pero mi universo es tan personal que la entrada sigue siendo restringida. Parece que la soledad, además de ser una decisión, se agiganta con el paso de las horas, como si cada aguja del reloj destruyera los trozos de pan del camino de regreso a este mundo. Los amigos ayudan y es gratificante saberlos ahí. Sus palabras, sus abrazos, mensajes y presencias. Los amigos que miran desde el jardín porque nunca les he permitido el paso franco a la casa.

Un día moriré y sabré que la mirada triste fue más que una herencia genética. Fue un no saber cómo ni de qué manera expresar el amor, la tolerancia, el compañerismo, la sonrisa. Fue un no saber cómo comunicar, como decir. Paradojas.

Quisiera saber sobre que íes van los puntos. Me equivoco tan seguido que sería mejor escribir siempre con ye y no i. La valoración de las cosas simples, sencillas, los errores que no son perpetuos, los aprendizajes, las miradas en días de sol y bajo la lluvia.

El problema es no saber.

El problema es el enojo, la exigencia interminable de los días, las cuentas internas.
Quisiera ser el tipo más sencillo del mundo y no girar sobre un trompo intelectual a cada momento.

Quisiera verte a los ojos todos los días del resto de mi vida cuando me despierto.
Quisiera abandonar esta inmensa soledad que me aprieta el corazón, que lo estruja, que me mata todos los días un poquito más.

Pero el problema es no saber.

¿Dónde vas soledad? ¿Por qué en mí? ¿Por qué yo?

Llegara el día en que las cosas serán permanentes. Ojala ese día, yo haya encontrado la felicidad.
O algo parecido.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Colores de 2011.


Este año me dispuse a cumplir con los controles médicos anuales. Controles que jamás realice rutinariamente. Tal vez sería más apropiado decir que me dispuse a ponerme al día con migo misma. En todos los aspectos posibles. Por este motivo tuve que sacar turnos para estudios de rutina (situación tediosa que me recuerda porque no me hago chequeos) y me dieron fecha para 2012, por segunda vez. Y la primera no me hice cargo pero la segunda ya me hizo ruidito. De 2011 ya no queda nada.

Padecí 2011. Y palpitando la llegada de otro año siento que lo padecí tanto como lo exprimí. Le saque el jugo a cada una de las cosas que me pasaron. Pero no en 365 días, sino en los 26 años que viví hasta el momento. Si existe un año bisagra en lo que va de mi vida ese fue el 2011. Todavía es.

Viví muchos duelos, en todas las acepciones de la palabra DUELO. Personas. Relaciones. Etapas. Una catarata, no solo de lágrimas. Que no hizo más que ayudar a limpiarme; a sacarme de encima mochilas; a aceptar algunas cosas y combatir otras; a priorizarme; a saber cuándo parar, a disfrutar de distintos detalles que se suponen obvios pero escasean bastante.

“Te diste cuenta el problema que tenes con los limites?”, “O pones punto muerto o andas a quinta”, “Siempre corriendo limites”, “Estas allá arriba o allá abajo”. Y algunas otras tantas frases así me ha dicho la psicóloga unos años atrás. Será una de mis luchas internas eternas. Así como el manejo de la ansiedad, la inconstancia y la inseguridad. Todos estos son algunos de los mambitos que fui tratando de resolver este año. Solo porque entendí que no me estaban llevando a ningún lado que no fuera el mismísimo fondo del cráter.

Equilibrio. Ni tanto ni tampoco. Ni blanco ni negro. Ni fuerte ni despacito. Gris, existe el gris y es el equilibrio perfecto entre los dos límites más claros. En todos los aspectos de la vida, en el abanico de colores que puedo contemplar y buscando la armonía perfecta en esa combinación. No será el equilibrio perfecto, tampoco lo busco, pero equilibrio al fin.

Y si de abanico de colores, de disfrutar de las cosas sin detenerse a evaluar tanto y de equilibrio se trata, me presentaron a los mandalas. Hace una semana exactamente, alguien que vivió muy de cerca mi estadía en el cráter vino a mi casa con un libro de mandalas y una caja de lápices de colores. Broche de oro. Resumen perfecto de mi año. Herramienta indicada, junto con un montón más que se encargan y se encargaran de regularme y mantenerme en equilibrio.

No sé si entendí la filosofía, si abrí mi mente o que sucedió pero hoy es una buena elección. Una elección sana, el nuevo requisito para la toma de decisiones en este nuevo emprendimiento que es mi bienestar.


El Mandala de la foto es el último que pinte. Que no sigue una simetría perfecta, pero describe como me siento y como pretendo seguir sintiéndome.

martes, 6 de diciembre de 2011

Bella.


Ayer me acorde de esas situaciones donde por más que tengamos ganas de gritar no nos sale la voz. De esos momento donde sabemos que corremos contra paredes firmes conscientes que nos vamos a lastimar. De esos días donde no engañamos a nadie más que a nosotros mismos. De esos días que nos dicen que no saltemos, que la pileta está vacía y nos lanzamos sin medir el impacto del golpe. O peor aún, sabiendo las consecuencias.

Hablábamos con, llamémosle “Mi Bella”, mi amiga mágica verdadera. Ella es como la amiga que te imaginas de chiquito cuando tenes amigos invisibles. Creo que nos une nuestra capacidad lúdica. La vida es un juego, pareciera. O al menos, jugamos a que podemos con ella.

Jugamos inteligente. Divertido. Nos hacemos cargo de todos los defectos y mambos que tenemos, pero nos hacemos mucho mas cargo de las mujeres que somos. Y es fantástico hablar el mismo idioma. Idioma de dos mujeres que saben que el mundo no les va a dar todo eso que desean, porque en realidad no lo deseamos tanto. Jugamos. Jugamos a ser millonarias, llenas de hijos, de un marido perfecto y de una casa que te caes de culo.

Ninguna quiere eso. Parecemos las minas mas rayadas del planeta, pero pedimos tan poco.

Ayer te conocí vulnerable y te adore aun mas Hermana. Hablamos un idioma tan parecido. Sentí que las dos crecimos un montonazo y mucho tiene que ver la otra en eso. Adore trabajar con vos, adore San Bernardo con vos. Amo ese cigarrillo que nos presento. Y hubiese adorado vivir con vos. Nos debemos un viaje Bella. No me decido sí que vayamos juntas al Sur, o un All inclusive a que juguemos a ricas, pero tenemos que viajar.



Ayer, vulnerables, reales. Me di cuenta que sabemos frenar a tiempo. Que no corremos contra la pared, que aprendimos a cuidarnos. Que nuestras conversacaciones sobrecargadas de análisis terapéuticos han evolucionado, aunque muchas conversaciones también parecen deja vú de la anterior. Y Bella, nosotras sabemos sacarle el jugo a las situaciones. Tomemos unos exprimidos, brindemos por eso.

jueves, 20 de octubre de 2011

Me prohibo olvidar


Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado.
Mil fantasmas vienen a mi cabeza y principalmente uno me maneja el humor.
Es el fantasma de ella, a quien extraño profundamente y aunque se que podemos ir y venir mil veces, me rehuso a no pensarla y dejar de extrañarla.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado. Quiero poder gritarle al mundo todo lo que me pasa! Quien sos y porque estoy enamorado de vos, pero tengo que seguir callando.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado.
Cansado fisicamente y realmente agotado mentalmente de pensar los xq,  siento que no tengo desafio por conseguir, entonces para mi, es un dia perdido.

Hoy es uno de esos dias que no deberia haberme levantado. El unico desafio que tengo es olvidarte lo mas rapido posible, pero no se por que, no lo quiero alcanzar.

Mauro. El Nene. 

domingo, 16 de octubre de 2011

MAMÁ


Hay un momento de la vida en que mamá es una súper heroína, que puede con todo lo que necesitamos.
Hay un momento en que odiamos que mamá tenga un sexto sentido y “siempre tenga  razón”.
Hay un día en que nos “desenamoramos” de nuestra mamá y entendemos y justificamos cualquier cosa que hayamos odiado, porque mamá tenía razón.
Hay momentos en que sus cuidados se tornan excesivos y no entendemos la frase “yo no dudo de vos, sino de los que te puedan hacer algo”.
Hay un día es que entendemos que como yo en mi función de hija no tuve manuales, ella tampoco.
Hay momentos en que uno se siente orgulloso,  hasta culposo, de los sacrificios que hace por nosotros.
Hay un día en que uno valora todo eso y busca maneras de retribuirlo.
Porque eso es mamá, porque ese es papá. Porque soy un excelente intento entre los dos! Porque soy por ellos.

Hubo momentos en que mamá no sabía prender la compu.
Hay un día en que “posteo” para mamá y ella lo ve en una red social. ¡! 

miércoles, 12 de octubre de 2011

Lejos.


Lejos me quiero ir.
Lejos quiero estar.
Lejos estoy.
Más lejos quiero llegar.
Lejos estas.
Lejos está.
Lejos estamos.

Qué lejos queda todo si avanzamos "de" a pasitos de bebés… 

viernes, 7 de octubre de 2011

La casa se reserva al derecho de admisión y permanencia...


Cuando existen una sucesión de hechos desafortunados en los que uno piensa que nada más puede suceder  y solo atrae más cosas, es difícil poder destacar cosas positivas. Más aun si la sucesión de hechos dura varios meses. Ni que hablar si esa clase de cosas pasan mientras uno pasa una temporada sentada en un cráter.

Lo bueno es que un día uno se da cuenta que ese cráter empieza a incomodarnos y empezamos a salir. Asumimos que revertirlo solo depende de nuestra buena voluntad y que las cosas pueden no ser tan terribles. Aun cuando lo son.

Entonces llega un momento en que buscamos rescatar cosas positivas, que hacemos un balance. Terminamos estropeados pero esas marcas definitivamente nos fortalecen o nos enseñan otras tantas cosas.  A veces cuesta destacar cosas positivas, a veces hay que buscar demasiado, a veces duele demasiado lo concluido.

Definitivamente esto fue lo que me sucedió. Un estado en el que no me veía inmersa hace mucho. Un estado repleto de duelos (de todas las maneras que se puede duelar), de desilusiones, de sentirse sola, inundada, suspendida. Un sinfín de cosas que todas juntas lograron una reclusión.

Reclusión que sentí necesaria para caer, para sentarme en el cráter y permitirme asimilar cosas. Dejar de ver mi vida como una película y de relatarla como tal. De hacerme cargo de cosas que venía acarreando y se sumaron con otro montón de cosas que pasaron en menos de 365 días.

Como todo es proceso, como no podemos revertir situaciones en un abrir y cerrar de ojos, estoy en proceso. Pero hay cosas que empiezo a asimila, y aun con dolor, puedo entenderlas.

incondicional
1.     adj. Absoluto, sin restricción ni condiciones:
le prestó un apoyo incondicional.
2.     com. Adepto a una persona o idea, sin limitación ni condición ninguna:
el político estaba rodeado de sus incondicionales.


Sin limitación ni condición alguna. Me quedo con eso. Y de eso se trata lo que aprendí.

Pasee por la vida con un estandarte que decía: “soy incondicional, pedime lo que sea, yo estoy acá”.  Y un día yo necesite refugio, un abrazo, una compañía, y me sentí incondicionalmente sola. Me enfrente a esa catarata de situaciones que no esperaba llegaran todas juntas. Situaciones que no sucedían hace mucho, un estado de angustia que me sobrepaso. Y no sentí reciprocidad, ni empatía de quienes esperaba.Y ahí es cuando me di cuenta que si tengo una condición. Que sea reciproco, que el otro también este. Y aprendí a resolver mis cosas conmigo.  

Tal vez, era más “fácil” hacerse cargo de las situaciones ajenas que de las propias. Era más fácil ayudar que ayudarme. Siempre había espacio para problemas ajenos, pocas veces para propios. Y ahora, aun en proceso, siento que todo es más real. Aun con dolor, me hago cargo de lo real. Y no soy plena ni la mujer más feliz del mundo pero al menos voy en un camino más apropiado, mas mío, más acorde a lo que me hace bien.

Lidiando con el miedo a volver a ese cráter, miedo a que una pequeña angustia se vuelva un pase directo a ese cráter al que no quiero volver. Solo pasar a visitar, porque sé que en definitiva pude rescatar muchas cosas.

Ahora delimito más mi espacio. Tomo distancias prudenciales,  tal vez excesivas. Como digo siempre me corresponde mi metro cuadrado, quiero que sea respetado. Quiero saber a quién invito a pasar.  Asegurarme que no compraron la entrada a mi metro cuadrado en la reventa. Que quien sea parte sea merecedor. No pretendo llenar estadios, no pretendo hacer 50 Luna Park.

Ahora a lidiar con el miedo al cráter, a no excederse con la restricción de mí espacio. A no estar a la defensiva, y creer que nadie está autorizado o puede generar disturbios. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Incidencias I

Ojala tu Diosito me hubiese dicho como hacer las cosas bien. 

Ojala me diga de alguna manera si todavia hay chances de vos y de mi, de nosotros.